La trombosis es un problema vascular relacionado con la aparición de trombos, o masas de sangre coagulada, que bloquan total o parcialmente el interior un vaso sanguíneo.

La formación de estos trombos coronarios se asocia frecuentemente con la rotura de placas ateroscleróticas y juega un papel fundamental en el desarrollo de los síndromes coronarios agudos. Además, la acumulación de placas de grasa en las paredes vasculares y la consiguiente reducción del canal sanguineo facilita que los trombos de tamaño medio, o incluso los más pequeños, obstruyan una arteria.

Cuando la obstrucción se produce en una de las arterias que nutren el músculo cardíaco se produce la trombosis coronaria. La consecuencia de la trombosis es una angina de pecho o un infarto de miocardio. La trombosis coronaria es la enfermedad que más muertes causa en el hemisferio occidental.

El cerebro también puede sufrir a causa de la aterosclerosis y los trombos de grasa. Cuando las arterias que suministran sangre al cerebro se estrechan o se obstruyen se produce una trombosis cerebral. El efecto de la trombosis depende de la extensión y localización del área cerebral interesada. Puede dar lugar a una hemiplejía, con parálisis y pérdida de la sensibilidad de una mitad del cuerpo, con pérdida de la capacidad de hablar, torpeza de movimientos, visión borrosa o doble, confusión y pérdida de conciencia.